SOCIO-CRÍTICO
El paradigma sociocrítico, cuyo fin último es
la transformación, agrupa a las comunidades científicas que tratan de
comprender la realidad social desde la práctica, incorporando la autorreflexión
como componente fundamental. En este sentido, afirman Nieto, S y Conde, M
(2010), que este enfoque “introduce claramente el factor ideológico como
elemento esencial de la configuración en los procesos de conocimiento; el
investigador hace valer su concepción ideológica con el fin de generar
transformaciones sociales” (p. 100). De esta concepción se desprenden una serie
de consideraciones que orientan diseños de investigación para el acercamiento a
los problemas sociales reconociendo de antemano el potencial de cambio que
tienen los actores implicados. El conocimiento se construye partiendo de las
necesidades e interés de los grupos con el fin de lograr la emancipación y liberación
del ser humano.
El paradigma sociocrítico se fundamenta
en la teoría sociocrítica y la naturaleza de su investigación es: histórica,
construida, dinámica y divergente. La finalidad de la investigación en dicho
paradigma es identificar el potencial de cambio, emancipar sujetos y analizar
la realidad. Para éste paradigma la realidad es dinámica, evolutiva e
interactiva. En este sentido, contribuye a la alteración de la realidad y
promueve el cambio, además persigue un conocimiento emancipatorio. En la teoría
sociocrítica se piensa que la ideología y los valores están detrás de cualquier
tipo de conocimiento. Cabe agregar, que el investigador es al mismo tiempo
objeto de la investigación.
Cabe agregar, que esa teoría crítica
dialéctica, cuyo origen se deviene de la Escuela de Frankfurt desde fines de la
década de 1920, cuando a partir de la iniciativa de un grupo de intelectuales
alemanes, comenzó a ser identificado desde 1931 con la Teoría crítica, al
asumir Max Horkheimer la dirección del Instituto. El mayor aporte del instituto
a la teoría crítica, por parte de su segunda generación se centró en dos
grandes obras, que fueron: La dialéctica de la Ilustración (1944) de Horkheimer
y Adorno y Minima Moralia (1951) de Theodor Adorno. Es de hacer notar, que esas
obras estuvieron basadas en la crítica hacia el capitalismo occidental.
Por otro lado, es importante mencionar,
que la teoría sociocrítica trabaja en su estructura ontológica con el realismo
crítico. Su epistemología es subjetivista, en el sentido de que los valores son
fundamentales para la investigación. Su metodología es dialógica y
transformativa; promueve las metodologías participativas y saca al investigador
del laboratorio.
En relación a la obra de Habermas, se
puede decir, que aportó a la teoría crítica sus enseñanzas basadas en la
racionalidad, el sujeto humano, la socialdemocracia, y la dialéctica, superando
con esto una serie de contradicciones, a saber: (a) Entre los métodos
materialistas y trascendentales, entre la teoría social marxista y las posturas
individualistas del racionalismo crítico. (b) Entre los fenómenos culturales y psicológicos,
por un lado, y la estructura económica de la sociedad por otro. Estas
diferentes posturas han suscitado las ideologías transformadoras del
pensamiento que hoy en día podemos ver, y que sin lugar a dudas dejan de lado
la limitación de uno solo para pensar en los otros, y que en lugar de decir yo
o nosotros, podamos decir: Yosotros, tal como lo expresa una estimada profesora y amiga (Carmen Tahis Ochoa).
Nieto, S y Conde, M (2010). Investigación
y evaluación educativa en la sociedad del conocimiento. Primera Edición. Ediciones
Universidad de Salamanca – España. [Libro en línea]. Disponible: https://books.google.co.ve/books?isbn=847800226X. [Consulta: 2017 mayo 22].
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